La Serpiente de Fuego 6

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Creo en los milagros y en los súper héroes. Creo en los milagros desde hace un año, cuando en un barrio oscuro de Tijuana, el mundo cambió. Creo en los súper héroes porque desde hace unos días, mi gente sale a la calle pensando que hay alguien ahí afuera limpiando la basura humana que por mucho tiempo nos ha hecho la vida imposible. Creo en los milagros y súper héroes porque hoy en día, mi querido México tiene esperanza.

El Presidente Huge-Caldero, cuya guerra contra el narcotráfico se ha visto envuelta entre la controversia y la crítica por sus pobres resultados, no pudo haber sido más afortunado con la aparición en escena de lo que sin temor a equivocarnos, es el primer fenómeno inexplicable para el hombre en mucho tiempo. El impacto que ha tenido en la sociedad se puede tomar desde muchas perspectivas, por un lado tenemos a la sociedad en general, que si bien en un principio lo ha tomado con miedo, incluso terror; ahora no se habla de ello sin mencionar la palabra héroe como mínimo. Y es que en un país en donde lo menos abundante son los ejemplos a seguir, es natural que se enaltezca inmediatamente a todo aquello que te ofrezca un remanso en medio del mar de violencia en que se había convertido México.

En Los Cedros se ha tomado nota inmediatamente, pero no descaradamente, de los beneficios de esta inusual ayuda; después de todo, no siempre se captura a tantos capos del narco y mucho menos eres testigo de una caída en los índices de criminalidad como la de los de los últimos meses. En cualquier otra instancia, esto sería tomado como oportunismo político; y sin embargo, la completa excepcionalidad de la situación, ha dejado mudos a todos los detractores del actual Gobierno por el temor a dar un paso en falso en este terreno para todos desconocido.

Del lado de la gente, de los ricos y pobres, las cosas se ven “ligeramente” diferentes. Para ellos en primera instancia, lo que cuenta son los efectos de la presencia del ser, que por cierto ya merece que lo llamemos por algún nombre. El aumento en la productividad personal y empresarial, el mayor consumo, el alza en los mercados, en la seguridad, son sólo algunos de los efectos benéficos. Pero sobre todas las cosas está la esperanza; la esperanza de una mejor vida para nuestros hijos. ¿Qué importa el ignorar los motivos?, ¿qué importa ignorar la identidad?, ¿qué importa ignorar la naturaleza de esta ayuda?. Al que vaga por el desierto, poco le importa el envase en el que viene el agua. Sólo hasta que sacia su sed le echa una mirada. Me pregunto, ¿Cuánto nos falta para mirar el envase?.

Muchos son los que faltan por fijar postura. Gobiernos extranjeros, la ONU,……… la Iglesia. Todos ellos han sido cautelosos y no es para menos, cualquier palabra mal dicha podría ser catastrófica. Las cosas podrían cambiar y nadie quiere estar en el lado equivocado.

So pena de sonar morboso en extremo, espero con ansia la postura de la Iglesia. La ya de por si vapuleada fe, podría estar en la antesala del golpe final. Incluso en México, donde nuestra gente tiene sólidas bases espirituales, no son pocos los que temen por su futuro. ¿Qué responderá la Iglesia a la gente en la calle que pregunta si estamos ante la señal del fin de los tiempos?, ¿qué papel juega Dios en todo esto?, ……….peor aún ¿estamos ante Dios ó “Un” Dios?

Yo por lo pronto, disfruto el agua; ya habrá tiempo para ver el envase.

Pedro Guerriz de Gon

17-11-10. El Tecolote no ha Muerto. México, D. F.

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