EL CHÍCHARO, LA MINA Y EL FUTBOL

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Hago una pausa en la línea editorial de este blog para tratar temas de mi otra pasión: los deportes.

Para un productor de diamantes, el negocio para subsistir son las piedras chicas y medianas, las rocas grandes son las que te dan el prestigio, pero esas las encuentras muy de vez en cuando y cuando vienen con impurezas, valen menos que el esfuerzo de sacarlos.

El futbol mexicano por un inexplicable motivo decidió adoptar un modelo de negocio pretendiendo subsistir de las piedras grandes (los poquísimos jugadores como el chícharo y la tristemente célebre liguilla; que es un diamante grande pero con muchas impurezas) y desdeña los diamantes chicos y medianos (un campeonato por puntos sin liguilla y el impulso de jugadores no de la brillantez del chícharo pero aún así exportables).

En los setentas, el futbol mexicano adoptó el modelo de negocio de la NFL, pretendiendo, y más que nada esperando, que nuestro país tarde o temprano tendría la capacidad económica para soportar un modelo como el del futbol americano en el que el mercado interno lleva toda la carga, basado en un consumismo desbordado alrededor de la parnaferlaria de los playoffs. Nada mas lejano a la realidad. Hoy en día, nuestro futbol vive de dos cosas, de explotar la nostalgia de nuestros paisanos en los Estados Unidos y de los derechos de transmisión de los juegos de liguilla. El problema de subsistir de los diamantes grandes es que con el tiempo, las impurezas en ellos te empiezan a cobrar factura.

Hoy pagamos los errores del pasado teniendo un campeonato mediocre, una liguilla con a lo mucho 3 o 4 partidos de calidad, un yugo de las televisoras, jugadores acostumbrados a no dar el 100% y sobre todo, una selección que no espanta a nadie.

La noticia de hoy de la venta del Javier Hernández al Man U me da pie para exponer varios puntos que seguido discuto con mis amigos.

En Europa, las grandes ligas son "consumidoras", esto es, viven de lo que generan las estrellas, las taquillas y la parnaferlaria. En México, quisieron hacer lo mismo, sólo que acá nuestros bolsillos no alcanzan para comprar las camisetas de nuestras estrellas apagadas, no tenemos para pagar asientos caros y mucho menos para andar comprando tazas, sillas, cinturones y demás cosas de nuestros equipos favoritos. Siendo esta nuestra triste realidad, la salida fácil fue vivir de derechos de televisión inventando la maldita liguilla y taquillas en dólares. En pocas palabras, nuestro futbol vive de la emoción y la nostalgia, no de la calidad y competitividad.

Les hago una pregunta: ¿creen ustedes que en este momento al Sr. Vergara le preocupa si las Chivas pasan a la liguilla?, ¡por supuesto que no!, con la venta del jugador, Él ya ingresó más dinero del que pudiera haber sacado de los derechos de transmisión en la liguilla. Ahora no me podrán decir que nuestro futbol bien no pudiera vivir de eso, de vender jugadores; como lo hacen la mayoría de los futboles en América del Sur. Como lo hacen los países "productores", que si bién no tienen la capacidad económica para sostener un futbol de calidad y competitivo por sus propios medios, lo hacen a través de la venta de jugadores a Europa................. y México.

Calidad versus emoción, lo deportivo versus lo comercial........... ese es el dilema de nuestro deporte nacional: el futbol.

Se que es pedir mucho un cambio en el sistema de competencia, campeonar por puntos. Mi sueño dorado. Pero al menos podríamos intentar algo por adoptarlo lentamente:

Calificación directa de los 8 primeros
Liguilla con eliminación directa a un sólo juego en la casa del mejor sembrado
Campeonato largo
Campeón y subcampeón a la Concachampions
Superlider y los siguientes a Libertadores, en caso de que el superlíder sea el campeón, elegibilidad de los siguientes equipos
Un descenso por puntos
Reducción a 4 extranjeros
Tope salarial

Beneficios:

La clasificación directa de los primeros 8 y las fases de la liguilla a un sólo juego, obligan a los equipos a tratar de ubicarse entre los primeros 4 clasificados so pena de que si calificas, te puedes quedar sin juegos en casa y por lo tanto, sin el dinero de los derechos de transmisión. Así pues, cuando menos los equipos la pensarán dos veces al considerar el salir a "no perder". Este aumento en la competitividad, forzosamente involucra la necesidad de jugar mejor y con más "huevos" cada partido.

Se promueve la justicia deportiva, ya que al superlíder se le dan las mayores ventajas de que sea el campeón al jugar toda la liguilla en su casa solamente.

La Concachampios y Libertadores se convierten así de inmediato en un premio a tu esfuerzo y no méramente en el premio de consolación.

Con el descenso por puntos, se va el más malo, no el menos importante.

La reducción de extranjeros y el tope salarial, obliga a debutar jóvenes promesas, que bajo un nuevo medio ambiente de competitividad y exigencia por la calidad, saldrá mejor preparado para ser exportable, y por lo tanto, generar mayores ingresos para los clubes.

¿Acaso es complicado lo que expongo?........ no, no lo creo. Algunas voces de analistas dicen: "Es que los dueños ponen la lana y tienen derecho a querer liguillas". Yo les digo....... "pobres ilusos, mineros queriendo vivir de diamantotes con muchas impurezas".