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Infierno

Silente la casa del herrero, rota en fragmentos de luz y fuego,
en las paredes, retratos de flores incandescentes,
que juntas recuerdan al sol caliente.

Puertas oscuras hacia los semi dioses,
sordos testigos del trabajo de enfrente,
látigos de humo que pretenden flagelos
cuando su esencia es de vana conciencia.

Esclavos sin mente rodean los grifos,
sus lenguas quietas ardidas esperan
momentos propicios en tiempos fríos
para alcanzar el demonio con voces de hielo.

Así es nuestro infierno,
quieto y pasmoso;
En donde a pesar de todo,
las almas trabajan con gusto y asombro.

Serpen Phlox

13 de Mayo de 1998


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